jueves, 31 de mayo de 2012

De mica en mica

En aquell petit cafè on no volen entrar
ni la llum del carrer, ni la gent assenyada,
vaig trobar el teu mirar, melangiós i llunyà
com la boira que neix al port, de matinada.

Et vaig donar una mà i em vas seguit en la nit
com un gosset perdut que prega una carícia.
Vas omplir de colors la tristor del meu llit,
de vermells de capvespre i de verds de Galícia.

I el meu racó va a ser
el teu racó també.
Eres jove i bonica.
Vaig començar jugant
i et vaig anar estimant
de mica en mica.

Em vaig acostumar poc a poc al teu nom,
a la teva escalfor i a las teves paraules,
al soroll del teu pas pujant els esglaons
i a la teva manera de parar la taula.

A l’olor de les teves mans que cada nit
voltàvem el meu cos com una fina gasa.
Però tot es va ensorrar quan et vaig sentir dir:
«Me’n vaig a buscar el sol. És molt fosca la casa».

«Ningú no m’està esperant.
Gràcies per tot, Joan...»
Eres jove i bonica.
Se’n va anar de repent
el que vaig anar perdent
de mica en mica.

Vaig sentir tant de fred aquelles nits d’estiu.
Vaig maleir mil cops la petita taverna...
Quantes tardes he anat a dur el meu plor al riu.
Quantes nits he passat en blanc, com la lluerna.

Però em vaig acostumar també a viure tot sol
sense estripar els papers, ni les fotografies.
Si tinc fam menjo pa. Si tinc fred encenc foc
i penso: «Si avui plou, demà farà bon dia».

I torno a anar al cafè
i penso que potser
tu eres jove i bonica.
Però, el temps ha anat passant
i jo t’he anat oblidant
de mica en mica.

De mica en mica
Joan Manuel Serrat

miércoles, 20 de julio de 2011

Sobre la libertad


Era la amarga verdad, oculta, de mucha gente que se apuntaba a lo alternativo, de las generaciones anti-globalización, de la iconoclastia y la marginalidad, en nombre de algo tan etéreo e inalcanzable como la libertad, precisamente porque la libertad significa no necesitar ni depender de nada, no ligarse a nada, ni siquiera necesitar un nuevo mundo, un cambio en la sociedad, otros valores, una estructura social diferente, ni depender, para bien o para mal, de la situación en que uno se encuentre.

El retorno de Vivianne. Amantes en el Paraíso. Juan Trigo. Ed: mtm

miércoles, 23 de febrero de 2011

No critiques, siembra conciencia



Fuente: la web "Plano Creativo"

Una vez Hodja y su hijo emprendieron un viaje. Hodja prefirió que su hijo viajara montado en el burro y él ir caminando. En el camino encontraron una gente que dijo:
-¡Miren a ese niño joven y fuerte! Así es la juventud de hoy en día. No tiene respeto por los mayores. ¡Él va montado sobre el burro y hace caminar a su pobre padre!
Cuando esas personas quedaron atrás, el niño se sintió muy avergonzado e insistió en caminar, y que su padre fuera montado sobre el burro. Poco más tarde, se cruzaron con otras personas quienes dijeron:
-¡Miren eso! Ese pobre niño tiene que caminar mientras que su padre monta sobre el burro.
Cuando hubieron pasado a estas personas, Hodja dijo a su hijo:
Creo que lo mejor será que los dos caminemos. Así nadie se quejará.
Continuaron su viaje, ambos caminando. Poco más tarde se encontraron con otros, quienes dijeron:
-¡Miren esos tontos! ¡Ambos caminan bajo este sol ardiente y ninguno de ellos monta sobre el burro!
Ante esto, Hodja se volvió hacia su hijo y dijo:
-Eso va para demostrar qué difícil es escapar de las opiniones de los hombres.

Algunas frases:
“¡Lo que no te gusta de mí, mejóralo en ti!”
Alejandro Jodorowsky
*
“La crítica suele estar más relacionada con el que la lanza que con el que la recibe: a menudo, quien critica se confiesa”
Wyne W. Dyer
*
“Resulta casi inexplicable cuánta alegría sienten las personas siempre que perciben señales de la opinión favorable de otro que halaga de alguna manera su vanidad y, a la inversa, es sorprendente hasta qué extremo las personan se sienten ofendidas por cualquier degradación o menosprecio”.
Arthur Schopenhauer
*
“Ni exageradamente susceptibles, ni incapaces de sentir empatía. Como siempre, el camino más sensato es la sensibilidad”
Mercè Conangla

Para todas las mujeres que conozco y para los hombres que las acompañan


Todas las flores del desierto están cerca de la luz. Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran. Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio, o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín del chino.

Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estás triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran solo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuántas patatas han comido, las que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regalíz.
Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio ilusionadas con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso. Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour, desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.
Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Solo hay que saber mirar mas allá del tipazo, de los ojazos, de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigo de la forma y enemigo del alma. Vértigo de divas, y llanto de princesas.
La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad...

Mario Vargas Llosa

miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando tengas ganas de morirte


Cuando tengas ganas de morirte
esconde la cabeza bajo la almohada
y cuenta cuatro mil borregos.
Quédate dos días sin comer
y veras que hermosa es la vida:
carne, frijoles, pan.
Quédate sin mujer: verás.

Cuando tengas ganas de morirte
no alborotes tanto: muérete
y ya.

Jaime Sabines

El misterio de las cosas


El misterio de las cosas, ¿Dónde está?
Si apareciese, al menos
para mostrarnos que es misterio,
qué sabe de esto el río, ¿qué sabe el árbol?
Y yo, que no soy más, ¿qué sé yo?
Siempre que veo las cosas
y pienso que los hombres piensan de ellas,
río con el fresco sonido del río sobre la piedra.

El único sentido de las cosas
es no tener sentido oculto.
Más raro que todas las rarezas,
más que los sueños de los poetas
y los pensamientos de los filósofos,
es que las cosas sean realmente lo que parecen ser
y que no haya nada que comprender.

Sí, eso es lo único que aprendieron solos mis sentidos:
las cosas no tienen significación, tienen existencia.
Las cosas son el único sentido oculto de las cosas.

El misterio de las cosas
Fernando Pessoa

miércoles, 24 de junio de 2009

De paso


Hoy quiero compartir una vez más una canción de Luis Eduardo Aute, uno de mis cantautores preferidos. Cada vez que la escucho siento que dice algo de mi. Un saludo.

Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...


Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar.

En una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto, un punto de luz.